Ya en el año 1859, Charles Darwin apuntaba en “El origen de las especies” que no son los más fuertes ni los más inteligentes de la especie los que sobreviven, sino los más flexibles y adaptables a los cambios.

Una vez superado el impacto inicial en el que gran parte de las personas nos hemos visto abocadas a teletrabajar de forma continua, ha llegado el momento de adaptarnos y tomar el control de la nueva situación y ser lo mas flexibles posibles ante un entorno laboral donde la línea entre el lugar de descanso y el lugar de trabajo puede ser muy difusa.

Un aspecto importante que destacar es que gracias al enorme esfuerzo de muchas empresas del sector TI, no se ha producido un temido efecto 2000 y las herramientas tecnológicas han aguantado perfectamente el envite, facilitando mantener la productividad de nuestro trabajo y mejorar notablemente las comunicaciones entre personas.

Contando con la ayuda de estas herramientas tecnológicas y siendo conscientes de que no se trata de una situación puntual y de que el éxito de nuestro futuro profesional depende de nuestro propio autoliderazgo, es necesario que tengamos en cuenta una serie de pautas para estar preparados y afrontar con éxito este modo de trabajar.

En primer lugar, debemos encontrar un espacio en nuestras casas para poder desarrollar nuestro trabajo en las mejores condiciones posibles de luz, espacio, conexiones y sobre todo donde podamos estar concentrados en nuestras tareas. Algo que nos puede ayudar a saber si tenemos un adecuado espacio de trabajo es localizar un lugar donde podamos estar concentrados en periodos de al menos 50 minutos con pequeñas pausas de 5 o 10 minutos para realizar otras tareas que no estén relacionadas con el visionado de pantallas. Si logramos mantener adecuadamente esta rutina estaremos en un espacio propicio para poder trabajar, ya que poder realizar estos periodos de concentración y descanso mejorará considerablemente nuestro rendimiento diario.

En segundo lugar, la organización de nuestro trabajo debe ser muy similar a la del trabajo en la oficina. Debemos ser estrictos con el tiempo que dedicamos a nuestras tareas profesionales, evitando caer en un exceso de reuniones que se alarguen innecesariamente y planificando adecuadamente las prioridades según su nivel de importancia. Es fundamental también que seamos respetuosos con el horario de inicio y finalización de nuestra jornada. Cuanto mejor diferenciemos los límites entre tiempos de trabajo y tiempos de descanso, mejor rendimiento tendremos. Una ayuda puede ser escuchar durante 15 o 20 minutos algún tipo de música que nos guste cuando finalicemos nuestro horario de trabajo. Esta transición musical nos permitirá una mejor desconexión y afrontar nuestro tiempo de descanso de una forma más relajada.

En último lugar, pero no por ello menos importante, debemos interactuar con otras personas de forma presencial. Debemos equilibrar las interacciones realizadas a través de medios tecnológicos con las interacciones cara a cara. La interrelación con otras personas nos dota de una mayor capacidad y resistencia para afrontar experiencias como el teletrabajo donde el contacto humano es puramente bidimensional. El ser humano es un ser social por naturaleza y la vida real está más allá de nuestras pantallas.

Juan Herrera, Director de Personas y Valores de Grupo Shebel.